EXPERIMENTAMOS EL OTOÑO.

 

EXPERIENCIA SENSORIAL DE OTOÑO CON LOS ALUMNOS/AS DE DOS AÑOS.

 

Una experiencia sensorial es un recurso muy efectivo y atractivo que se basa en la fuerza de los distintos estímulos que ayudan al niño a comprender y crear sensaciones dentro de un entorno controlado.

A partir de ellos se ofrece la experimentación directa, distintas posibilidades de descubrimiento y exploración del entorno, aprender cualidades de los materiales conocidos o nuevos, descubrir qué sensaciones y experiencias nuevas les aporta a través de sus sentidos y en resumen disfrutar de aprender jugando despertando su curiosidad.  

En palabras de Montessori, «en muchos casos la inteligencia resulta inútil por falta de práctica, y esta práctica es casi siempre una educación sensorial. Todos tenemos necesidad en la vida práctica de poder apreciar con exactitud los estímulos del ambiente» (Montessori, 2003:245).

Teniendo en cuenta todo esto, diseñamos los espacios que íbamos a montar para nuestra experiencia sensorial de otoño:

Elásticos de colores naranja, rojo y amarillo cruzados a distintos niveles de altura.

Al comienzo no se atrevían a tocar ni pasar. Poco a poco fueron descubriendo que si tiraban…. ¡Cedía!.

Frutos de otoño: naranjas, mandarinas, nueces, castañas, membrillo, calabaza, manzana. Las nueces se colocaron en hueveras y unas pinzas de madera. Los niños y niñas pudieron tocar, oler y degustar las diferentes frutas. Con las nueces, las dispusieron después de tocarlas en las hueveras. Algunos probaron a colocar las mandarinas, pero se dieron cuenta de que no cabían.

Un “arenero” con pequeñas piñas enterradas, cacitos, palas, envases y embudos. Los niños y niñas pudieron desenterrar las piñas, realizaron trasvases y comprobaron la utilidad de un embudo.

Un espacio delimitado en el suelo con plástico marrón con unos cilindros grandes de cartón y hojas secas de otoño. Este ha sido el espacio que más tardó en llamar la atención de los niños y niñas. Al comienzo lo rodeaban pero no se atrevían a tocar… hasta que por fín uno entró.

Telas de tul desde el techo de color rojo y amarillo. El tacto de las telas les gustó. También decidieron ponerse debajo de las telas a resguardo. Con la tela amarilla, descubrieron que podían dejar caer una mandarina y hacía las veces de rampa.

Hojas secas y piñas ocultas en cajas cerradas con velcro. Durante rato manipularon las cajas intentando ver qué había dentro, las movían, daban vueltas y pidieron ayuda. En un momento dado pudieron abrirlas y ¡sorpresa, hojas y piñas!

Bote transparente con tapa de rosca lleno de tapones de corcho. Una vez abrieron el bote, usaron los tapones para hacer construcciones, pasarlos a otro recipiente… y sobre todo, abrir y cerrar el bote.

Música otoñal. Se usó música clásica, instrumental y con sonidos de la naturaleza. Se fue modificando el volumen, alternamos momentos de música muy bajita con muy fuerte. Pudimos comprobar cómo influye el volumen en la actividad de los niños y niñas.

 

 

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